VENEZUELA

Intervención

del Señor Luis Alfonso Dávila
Ministro de Relaciones Exteriores
de la República Bolivariana de Venezuela

CONFERENCIA SOBRE MEDIDAS PARA FACILITAR LA
ENTRADA EN VIGOR DEL TRATADO DE PROHIBICION
COMPLETA DE LOS ENSAYOS NUCLEARES

Nueva York, 12 de noviembre de 2001

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Señor Presidente:

La Delegación de la República Bolivariana de Venezuela se complace de verlo a usted dirigir los trabajos de esta 11 Conferencia para la Entrada en Vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Es una feliz coincidencia que un Ministro de Relaciones Exteriores de América Latina y el Caribe presida esta reunión, dada las credenciales de nuestra región en la defensa de los principios de desarme general y completo, especialmente el desarme nuclear, del cual el Tratado que nos ocupa es pieza fundamental para impedir la proliferación vertical y horizontal de este tipo de armamentos. Permítame asimismo, agradecer el completo informe que nos presentara el Director Ejecutivo, Embajador Hofmann.

La Delegación de la República Bolivariana de Venezuela comparte plenamente el contenido de la intervención del Representante de Chile en nombre de los Estados del Grupo de Río que son signatarios y/o ratificantes del Tratado.
 

Señor Presidente:

Los ataques terroristas del pasado 11 de septiembre, que repudiamos de la manera más enérgica posible, han demostrado dolorosamente que la paz y la seguridad de nuestras sociedades, el derecho de nuestros ciudadanos a vivir en paz y sin temores, está amenazado por fuerzas cuyo combate no depende ni puede depender de acciones aisladas y unilaterales, sino que debe resultar de la cooperación de todas las naciones amantes de la paz.

Entendemos y compartimos el dolor del pueblo estadounidense, y en realidad el de muchos pueblos cuyos nacionales perecieron en estos ataques, Venezuela incluida. Sin embargo, llamamos la atención sobre la necesidad perentoria de que las acciones contra el terrorismo estén enmarcadas dentro de las normas internacionales, el derecho internacional, la justicia y los derechos humanos, para que no se de pie a una espiral de violencia en el que pierdan la vida aún más víctimas inocentes y se extienda el conflicto con consecuencias impredecibles.

Por ello nos causa especial preocupación las declaraciones según las cuales la opción nuclear en contra el régimen de Afganistán no estaría descartada, porque este Tratado, al que en esta reunión intentamos fortalecer y propiciar su pronta entrada en vigor, trata justamente de eso: de impedir la proliferación de armas nucleares, de garantizar a nosotros mismos y a las próximas generaciones, que podamos vivir libres de la amenaza de un ataque nuclear, porque en ese caso no será posible discriminar entre quienes apoyan al terrorismo y los civiles inocentes.

Venezuela no desearía que este siglo que se inicia fuera de más guerras que los anteriores, no queremos guerras biológicas, ni químicas ni atómicas ni de ningún tipo. Creemos que la única guerra que hay que librar es contra la muerte, contra el hambre, contra la pobreza. Quizás esta coyuntura dolorosa abra oportunidades para pensar más a fondo en el mundo y no para quedarnos en la superficie y atacar las consecuencias de los fenómenos.

Creemos firmemente, por consiguiente, que corresponde a las Naciones Unidas desempeñar el papel de garante de la paz para la que fue creada, para servir de elemento de ponderación, de concertación entre todos los Estados, para ir más allá y buscar las causas profundas de estas acciones criminales, del surgimiento de grupos extremistas que, entre otras, son la injusticia y las condiciones de pobreza en la que están sumidas muchas naciones del mundo.

En este sentido, el apoyo que todos los Estados demos a este Tratado, la cooperación que prestemos para su pronta entrada en vigor y su operatividad, constituye un ejemplo claro de cooperación, una reiteración en el ámbito concreto de que queremos realmente hacer de este un mundo más seguro y libre para siempre de la amenaza nuclear.

En lo que respecta a mi país, Venezuela ha mantenido una posición de defensa de los principios internacionales sobre desarme en todos los foros en los que participa. Venezuela fue uno de los 6 países que en 1989 propuso la modificación del Tratado de Moscú de 1963 para convertirlo en Tratado de Prohibición Completa. Esta conferencia de revisión fue convocada y realizada en enero de 1990 en Nueva York, pero no alcanzó su objetivo en esa oportunidad, dadas las realidades políticas imperantes y el simple hecho de que, para entonces, las potencias nucleares consideraban que era aún necesario realizar una serie de ensayos antes de poder prescindir de los mismos. No obstante, esta iniciativa, aunada a la celebración de la conferencia de revisión y extensión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en 1995, de algún modo impulsó las negociaciones en la Conferencia de Desarme en Ginebra para la redacción de un Tratado de Prohibición Total, lo cual fue alcanzado en 1996.

Adicionalmente, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, adoptada en diciembre de 1999, recogió esa tradición pacifista y de participación activa en los foros correspondientes, al incluir en su preámbulo el fin, entre otros, de promover el desarme nuclear. Queda pues, absolutamente claro, nuestro apoyo en relación con todos los acuerdos de desarme nuclear y de no proliferación, entre los que se incluye este en particular.

Para cumplir con este fin en lo que respecta al Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, la Asamblea Nacional, el órgano legislativo del país, examina el Tratado con miras a su ratificación. Esperamos que Venezuela pueda pronto depositar su instrumento de ratificación y de esa manera perfeccionar su obligación en esta materia.

Asimismo, el país ha puesto a la disposición del sistema mundial de vigilancia previsto en el Tratado, dos estaciones sísmicas, de carácter auxiliar, para que integren la red de verificación. Hemos cooperado en la solución de los problemas inherentes a las labores que la Secretaría Técnica Provisional realiza en el país y esperamos que las mismas se lleven a cabo de la manera más armoniosa posible, por lo que reiteramos nuestra disposición para facilitar todo aquello que sea menester para concluir estos trabajos y otorgarles el soporte legal que necesitan.

Por último, me permito hacer nuevamente un llamado a todos los Estados, especialmente a aquellos cuya ratificación es necesaria para la plena vigencia de este instrumento, para que lleven a cabo los pasos necesarios para tal fin y así juntos combatir la amenaza que representa la proliferación de las armas nucleares.

Gracias Señor Presidente.